Benjamín Bernal, El monólogo

Explorar la esencia del monólogo es algo que tiene en mente el actor, director,
dramaturgo y algún día el periodista, ya que cada época cambia el concepto.
Así que tenía un gran interés en presenciar los derroteros del montaje,
probablemente hubiera visto trabajos de quienes han visto mucho teatro
 y algún otro que busca a través de la intuición.
Pues todo se vale, cuando el teatro parte del único supuesto con fuerza moral: abordar
 temas importantes (en cada época, país, año, sistema político, 
obviamente este juicio de valor cambia),
 darles un tratamiento nuevo (al menos para cada quien)
y sinceramente tratar de convencer al público,
de que somos seres felices y realizados, o bien que tenemos un problema que exhibir.
¿Qué es el monólogo? No es recitación, declamación, 
desplazamientos en proscenio, manejo de arquetipos químicamente puros, 
sombras desplazándose alrededor del actor o actriz, 
música acompañando sus frases, metáforas visuales, 
luces que encierran mundos y submundos. 
Pero si eso no es, también hay que aclarar que perfectamente lo admite. 
Y en la combinación de elementos, es como se condimenta un sabroso manjar artístico.
He visto monólogos a Carlos Ancira, Héctor Suárez, Margarita Isabel,
Zaide Silvia Gutiérez, Rebecca Jones, Roberto Sen,
Otto Sirgo, César Bono,
por citar muy pocos mexicanos, también a Bruce Myers dirigido por Peter Brook,
Simon Callow dió una conferencia-monólogo sobre Charles Dickens
 (magistral, parecía actuar todos los personajes que mencionaba),
John Malcovich dio vida a La Comedia Infernal,
relativa a un asesino serial llamado Jack Unterweger,
en la que usa cantantes de ópera y un grupo sinfónico sobre escena
(teatro de la Ciudad hace un año)
así que las formas de producir, escenificar, dirigir, actuar, son multivariadas,
para quitar los acartonamientos del teatro hispano de principios del siglo XX.
La visión Post Moderna llevó a crear el teatro post dramático:
el texto deja de ser el elemento central para permitir la invasión
hacia el espectador de lo visual, musical, hasta danza
y franco performance, ahora que la multimedia
 lanza la imaginación hacia los micro y macrocosmos. El espectador se deja avasallar y decodifica conforme a sus valores, experiencias y gustos de ese día en particular.
Así que nadie ve la misma obra dos veces, ni el espectador de la izquierda
verá lo mismo que yo.
El grave peligro sería perder a un espectador o varios,
eso si representaría un crimen, matar el tiempo.
Bueno, pues no he querido narrar mis experiencias al ver e interpretar
 los monólogos que presencio,
pero me parece interesante señalar
que me mantengo atento para no repetir las búsquedas y hallazgos de ayer.
Esperando siempre ver algo nuevo o cuando menos
que me deje huella sobre un actor, autor, director,
algunas líneas que me acompañen toda mi vida.
El Teatro es la Ciencia de la Vida.