jueves, 30 de julio de 2015

Formas de expresarse en un espacio No Convencionalmente Teatral (algunas no tan nuevas)

Tomado de http://www.frente.com.mx/la-ampliacion-de-la-escena-nuevas-teatralidades-en-mexico
Por Mayte Valencia
Le llaman escena expandida / Teatro en el campo expandido / Escenarios liminales... En México, un puñado de artistas e investigadores desbordan el fenómeno de lo que tradicionalmente se define como “teatro” y lo llevan a nuevos territorios. Este texto es un acercamiento al futuro de lo escénico.

Entrecomillados de la definición: algunas experiencias

El escenario está compuesto por 20 personas sentadas en mesas, algunas lámparas y unas pantallas grandes donde se proyectan imágenes. Los participantes hablan sobre los candidatos presidenciales. Estamos en el 2012, pleno año electoral. No son actores ni creadores escénicos los que están en el escenario, son ciudadanos comunes: “electores”. Se trata de la primera “función” —por llamarla de algún modo— de Atlas Electores 2012,proyecto escénico de Teatro Ojo realizado en el auditorio Index del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC). A lo largo de los tres meses que duró la campaña presidencial, el grupo organizó sesiones del mismo tipo: los electores describían a los candidatos, compartían su primer recuerdo político (el 68, el asesinato de Colosio, Miguel de la Madrid abucheado en el Estadio Azteca) y discutían. La política, el gran espectáculo electoral, dejaba de ser el ejercicio de basura mediática y propaganda masiva, para colocarse del lado de la vida cotidiana: ciudadanos que piensan e informan sus decisiones.

No se trata de un relevo vanguardista o de un movimiento que viene a romper con lo anterior, a nadie le importa romper con nada. Es una respuesta corporal, mental e imaginaria ante un mundo que cada vez se vuelve más complejo de representar.”
Rubén Ortiz

Atlas Electores 2012, Teatro Ojo.
 
Baños Roma, Teatro Línea de Sombra

¿Pero eso es teatro?

Para entender de qué va la escena expandida, no hay nada mejor que acercarse sin prejuicios. No esperar la idea que tradicionalmente se tiene del teatro: un escenario donde los actores representan personajes dentro de cierto universo ficticio, y se cuenta una historia con la máxima aristotélica de planteamiento-nudo-desenlace. A veces, como enAtlas, ni siquiera hay que esperar ficción o actuación, tampoco un foro con artificios escénicos.

En Baños Roma, por ejemplo, al entrar al teatro se ve a los actores que trabajan en sus computadoras portátiles, acomodan objetos y platican entre ellos; alguien pinta de blanco parte de una pared negra. No hay tercera llamada, pero las acciones ya están ocurriendo: el tiempo no se acota ni se abstrae al tiempo de una ficción; es, por decirlo de una forma, el de la vida real. Los integrantes de Teatro Línea de Sombra (TLS) comienzan a contar la historia de José “Mantequilla” Nápoles, ex campeón mundial de boxeo, que hoy vive en Ciudad Juárez. Con documentos y objetos que obtuvieron en su investigación de campo relatan cómo solía entrenar a jóvenes en un gimnasio llamado Baños Roma; una actividad que, como él y como la misma ciudad, cayeron en el abandono. En su práctica, la compañía dirigida por Jorge Vargas no se limita a recolectartestimonios y materiales, sino que decide intervenir en la historia misma al remodelar y equipar el gimnasio promoviendo el regreso de Mantequilla como entrenador.



Con este ejercicio, lo esnico deviene en una acción social. Aunque sí ocurre dentro de un edificio teatral, el trabajo de TLS se despoja de los artificios que esto demanda: los actores no “actúan” —no en el sentido convencional—, es decir, no hablan en calidad de personajes caracterizados, sino como seres humanos que habitan la misma realidad, el mismo espacio y el mismo tiempo que cualquiera de los espectadores, y por ello les hablan directamente y comparten su testimonio. 

Desde los “efímerospánicos” de Alejandro Jodorowsky (Chile, 1929) —actos improvisados, intervenciones en espaciospúblicos—, los montajes de Juan José Gurrola (México, 1935-2007) o la actividad del Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA) en los años sesenta, en el país ya se veían signos de prácticas que rompían con las leyes teatrales convencionales y se alejaban de la técnica realista.

Durante esa década y en los setenta tuvieron su auge prácticas como el performance art, los happening —para Jodorowsky, los “efímeros” fueron el antecedente— las intervenciones urbanas y otras performatividades que aportaron ideas y conceptos que ampliaron la visión del teatro y retomaron la teatralidad, es decir, esa condición inherente a la vida; algo que se puede hallar en cualquier actividad cotidiana como una misa, un recital de música clásicao un discurso político con su maquillaje, vestuario y superproducción incluidos.

Queda aclarado que las prácticas de las que se habla en este artículo no son verdaderamente innovadoras y mucho menos intentan constituirse como una “ruptura vanguardista”, movimiento o estilo. Tampoco son las únicas, fuera quedan muchas más. No obstante, lo que hoy hacen grupos como Teatro Ojo, Teatro Línea de Sombra, La Comedia Humana, Lagartijas Tiradas al Sol o Teatro para el Fin del Mundo (de Asalto Teatro), entre otros, es interesante por su búsqueda de nuevas formas de representar y mirar eso que sucede a nuestro alrededor; por su proceso creativo horizontal y su manera de relacionarse con el espectador; por su contaminación con otras disciplinas y campos de conocimiento para fundirse en la vida, lo real y lo político.

      En palabras del investigador teatral, Rubén Ortiz, “no se trata de un relevo vanguardista o de un movimiento que viene a romper con lo anterior, a nadie le importa romper con nada. Es una respuesta corporal, mental e imaginaria ante un mundo que cada vez se vuelve más complejo de representar”.

Estas nuevas teatralidades no son excepciones, aunque quizá sí una minoría. La convivencia de poéticas y discursos ha construido una escena que, precisamente, es poderosa por su heterogeneidad. No se intentadecir que el teatro de ficción o el teatro de historias sea un modelo que esté agotado, sino de ampliar la visión de lo teatral y mirar estas propuestas sin repetir esa frase terca e impenetrable: “Esto no es teatro”.

Este año, Asalto Teatro fue invitado para presentarse en la décimo tercera Cuadrienal de Praga. La compañía instaló unos refrigeradores cargados de objetos que recorrían los pasillos de la máxima feria mundial dedicada al diseño y a la arquitectura escénica. Los objetos no eran cualquier cosa: le pertenecían a gente que hoy está desaparecida en el país.

        La recolección se logró a partir de conocer y entrevistar a familias con parientes desaparecidos en los estados de Chihuahua, Guerrero, Michoacán y Tamaulipas, a quienes pidieron que donaran algo simbólico. La agrupación, dirigida por Ángel Hernández, decidió refrigerar los objetos como una metáfora: es la conservación de la memoria de una ciudad transgredida por la violencia; artículos congelados al igual que el tiempo de incertidumbre y espera que ahora viven esas familias, como el recuerdo de los desaparecidos, que no son ni vivos, ni muertos.



 Ciudades congeladas. Teatro para el fin del mundo. Cuadrienal de Praga, 2015.

¿Pero eso es teatro?
¿Y qué si no lo es?, ¿es tan importante encajonar y catalogar? La definición es lo de menos ante una instalación escénica que refleja una realidad que, precisamente, es indefinible, horrorosa: nefanda. Representar un contexto así debe forzosamente buscar otras líneas de fuga, otros territorios. No sólo es una inercia inherente a la historia del arte —con sus olas de renovación, experimentación y rupturas—, sino también una necesidad creativa. O como dice Rubén Ortiz: “No sé qué sea un artista, pero es obvio que tiene que dialogar con su contemporaneidad. Es inevitable que esto no afecte a un arte que es el arte de la presencia, el arte de compartir un mismo tiempo: el teatro”.
Festival de la Bestia, Asalto Teatro
Asalto Teatro
  • Colectivo escénico de Tampico fundado en 1997 por Ángel Hernández.
  • Se enfoca en la intervención de espacios en condición de abandono.
  • Su proyecto Teatro para el fin del mundo surgió en el 2012 como un discurso de emergencia ante la situación de violencia del país.
  • Desde el 2010 organizan el Festival de la Bestia, encuentro artístico multidisciplinario para el migrante en tránsito, que ya lleva cinco ediciones.
  • En colaboración con diversos creadores de Latinoamérica ha creado piezas como Máquina Hamlet, Llera, El vagón, El viejo congelador de carne y Los Doberman.
  • El documental Asalto: teatro delictivo en la ciudad reúne su trabajo de más de 15

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